Vinos Sierra de Salamanca

La denominación de origen Vinos Sierra de Salamanca es la más joven de España. Fundada en 2010 fruto de la unión de 6 bodegas convencidas del potencial y calidad de la uva Rufete, uva autóctona poco conocida que poco a poco se está dando a conocer gracias a la calidad de sus vinos.

La comarca siempre ha estado ligada al vino. Los viñedos, casi siempre viejos, se plantan en bancales sobre las laderas del río Alagón buscando los mejores suelos y la orientación idónea. El resultado es un paisaje espectacular que da como fruto un vino diferente. Buena parte del viñedo está ubicado dentro del Parque Natural de Las Batuecas–Sierra de Francia y toda forma parte de la Reserva de la Biosfera Sierras de Béjar – Francia.

La uva Rufete es la protagonista principal de los vinos de Salamanca. Es la uva autóctona, muy adaptada al medio y se caracteriza por tener un racimo de tamaño pequeño y apretado y con un grano de tamaño medio y hollejo fino. Su elaboración, al ser una uva muy sutil, es compleja y aporta aromas delicados con recuerdos a frutas rojas y especiados, con taninos dulces y suaves que aportan elegancia y complejidad a los vinos.

Para los vinos Sierra de Salamanca también se emplean otro tipo de uvas como la Tempranillo y la Garnacha, conocidas en la comarca como Calabrés y Aragonés respectivamente. Ambas son clones de las variedades originales, pero están perfectamente adaptadas y su cultivo durante siglos ha hecho que hayan tenido un proceso evolutivo que las confiere unas características diferenciadoras.

El clima de la Sierra de Salamanca es muy propicio para el cultivo de la vid, ya que los veranos son secos con noches frías, lo que favorece la óptima maduración de la uva, lo que se traduce en una correcta acidez de la uva y en el desarrollo de una amplia gama de aromas característicos. Los viñedos se encuentran entre 400 y 1000 metros de altura. Esto provoca que haya una gran diferencia en la caracterización de los vinos Sierra de Salamanca.

También existe una gran tipología de suelos. A diferencia de otras regiones de Castilla y León, los suelos de Sierra de Salamanca tienen un carácter ácido, lo que confiere a los vinos un carácter especial y diferente. Además, por la gran diferencia de altura de los viñedos, podemos encontrar suelos arenosos, que dan lugar a vinos Sierra de Salamanca largos, sutiles y elegantes o suelos arcillosos procedentes de pizarras que dotan de una mayor estructura y mineralidad a los vinos.

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