Finca Villacreces

Finca Villacreces toma su nombre del primer poblador de esta tierra, el fraile Franciscano Pedro de Villacreces, quien junto con un grupo de clérigos se instaló en esta comarca de viñas y pinos centenarios. De esta manera, se dedicaban a la oración y a la elaboración de vino para su consumo propio y el de los monasterios cercanos.

Durante siglos estas tierras fueron destino de eremitas franciscanos dedicados a la reflexión, penitencia y labores agrícolas hasta que, con la desamortización de Mendizábal de 1836 pasaron a manos privadas, en concreto al marquesado de Teodosio Alonso-Pesquera. A principios del siglo XX la familia vallisoletana Cuadrado compra la finca, y en el 2007, tras un concienzudo trabajo de recuperación del viñedo, Finca Villacreces se volvió a inaugurar, actualmente integrada en el mismo grupo de Bodegas Izadi.

Finca Villacreces se extiende a lo largo de 110 hectáreas, 64 de ellas de viñedo, sobre un meandro del río Duero, en plena milla de oro de la denominación de origen Ribera del Duero. Cultivan las variedades tinto fino, cabernet sauvignon y merlot, que se entremezclan con un pinar centenario de gran valor medioambiental y paisajístico.

Los viñedos de Finca Villacreces están plantados a una altitud de 700 metros sobre el nivel del mar, bajo un clima continental extremo, con grandes oscilaciones térmicas y sobre suelos pobres de bajos rendimientos.

La vendimia la realizan de forma completamente manual y se hacen una doble selección de la uva. La sala de barricas dispone de las mejores tonelerías francesas. Con todas estas condiciones, la bodega ha conseguido premios muy meritorios, como el mejor vino del mundo para Robert Parker con su vino Pruno de Villacreces.

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